martes, 21 de septiembre de 2010

CARTAS A DIOS - 2 -

En algunas ocasiones pienso que la felicidad es un estado que no alcanzaré a disfrutar hasta que no ocupe la morada que tu Hijo fué a preparar para mi. Mientras tanto, Dios, es evidente que la infelicidad será lo que más abultará en mi maleta de viaje. Una maleta de la que estoy muy cansado de llevar, porque encima tengo que aguantar a los que insinúan que si soy hijo tuyo, tengo que ser feliz. Y para ello usan conceptos como fe, confianza, esperanza.... Qué pena me dan Dios aquellos que manipulan la espiritualidad para que su ceguera esté fundamentada en tu palabra.
Como te decía, Dios, me desespera mucho tener que estar en la cola de los infelices esperando mi turno. ¿No crees que llevo ya demasiado tiempo?. De todas maneras, y a pesar de lo que me toque vivir, tengo que decirte Dios que si viviera siempre feliz, tal vez no pensaría tanto en tu persona, porque en cierto sentido la reflexión es el alimento de los desalentados. Es patrimonio de los que parecen estar fuera de "la órbita espiritual". Porque qué reflexíón pueden tener aquellos que no necesitan nada. Aquellos que se sienten "bendecidos".
Y aunque parezca un contrasentido, te confieso Dios que este sentimiento de infelicidad me produce un estado de felicidad, porque al reflexionar en tu persona, te abro mi corazón y mi mente, y de esta manera llego a conocerte de manera mucho más cercana. Algún día, Dios, algún día, sabré valorar lo cerca que estás de mí.

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